¡Corramos a cargar gasolina antes de que termine el año!                                                                                           

 

 

 

-¡Corramos a cargar gasolina antes de que termine el año!

-Pérame. ¿Corremos-corremos o mejor nos vamos en carro?

 

By Arturo Andreu.

 

 

 

La noticia del desabasto me tomó por sorpresa camino de Guanajuato donde pasaría Navidad este año. Ahí, mi prima de San Luis Potosí me lo confirmó: Filas y filas de personas que empujando su vehículo o cargando botes de a galón, cinco, diez y hasta veinte litros esperaban la llegada de la pipa. Durante todo el fin de semana del 23-26 de Diciembre de 2016 la nota competía con los XV años de Rubí: “Desabasto”, “Ni una gota”, “¡Se acabó!”

 

El desabasto de gasolina no es exclusivo de México, ni siquiera de países en vías de desarrollo, en Estados Unidos por ejemplo, la ruptura de un ducto en septiembre de este año provocó desabasto en la costa este con su consecuente aumento de precio. Hay que recordar que la ley de oferta y demanda supera cualquier sentido común, legislación o principio de “justicia”, si usted conoce algún “precio justo” avíseme para tomarle foto.

 

Es por esto que a pesar de la tendencia generalizada, consuetudinaria, casi idiosincrática del mexicano de culpar al gobierno de todos los males de nuestro país, lo más prudente es tomar distancia crítica ante situaciones como esta. ¿Cuántos oleoductos de PEMEX se ordeñan con regularidad al amparo de las autoridades? ¿Cuántos sin este amparo y sólo para financiamiento de otras actividades ilícitas, como si robar gasolina no fuera suficiente? ¿Cuánto es revendido por familias como la de cualquiera que justifican su actuar como acto de revancha contra la falta de oportunidades o incluso directamente contra PEMEX por poner el oleoducto sobre su propiedad, o cerca de ella o lo suficiente como para considerarlo propio? En 2016 PEMEX acumuló 17,700 denuncias ante PGR por robo de combustible que se han acumulado desde 2007. A esto sumemos el descontrol legal en la que operan comúnmente los distribuidores y concesionados a lo largo y ancho del país para los cuales el ocultar el combustible unos días hasta que entre la nueva tarifa no sería problema y venderlo hasta en $40 el litro de forma clandestina representaría además una operación difícil de sancionar pues la gente lo que necesita es gasolina. Para trabajar, para visitar a sus familias, para ir al médico, a la escuela.

 

Entonces ¿Es culpa del gobierno el desabasto? En realidad es culpa de todos. En primer lugar de PEMEX que es responsable hasta ahora de surtir las estaciones, pero también de la PGR que no persigue a quienes roban el combustible y dañan la infraestructura, ni qué decir de estos pillos que son los principales responsables. Así mismo, tomemos en consideración a las autoridades de protección al consumidor que rebasados faltan a su deber de garantizar el cumplimiento de la ley de su materia. Y la pregunta es la misma siempre ¿Qué hacer?

 

Lo primero es entender que el discurso progre-izquierdista que achaca al gobierno toda la responsabilidad de todos nuestros males omite dolosamente aclarar que si partimos de que “hace treinta-cuarenta años” las cosas eran muy diferentes tenemos que tomar en cuenta que el mundo en sí era muy distinto. México es un país que ha atravesado por diferentes etapas y desde la promulgación de nuestra Carta Magna el proyecto económico que originalmente era centralizado debía irse modificando hacia una estructura más acorde al libre mercado.

 

Dejemos por momento de lado si eso “está bien o está mal”. Así es. Los principios que rigen la actividad económica de libre mercado se han ido manifestando de forma cada vez más clara en la medida que el gobierno va restringiendo su actividad y con ello su necesidad de gasto público. Sí, aún hay una carga tributaria fuerte pero a la vez la actividad económica nacional recae en más del 60% en la informalidad entendiendo por esto que quienes trabajamos no percibimos seguridad social, lo hacemos de forma independiente o incluso en la periferia comercial y menos de la mitad tienen un sueldo y prestaciones independientemente de si trabajan dentro del gobierno donde la falta de prestaciones también es cada vez mayor.

 

Lo que no queda claro en este devenir de argumentos es que el combustible ha sido subsidiado durante décadas y que esto representa una carga para el gobierno que ya no puede ni debe asumirse por el bien de todos. Es decir, que aunque hoy los partidos ajenos al PRI levanten el puño exigiendo rendición de cuentas y llamando a distintas acciones, no lo hacen por considerar que estas movilizaciones vayan a tener impacto alguno en el precio de la gasolina. Todo lo contrario, saben perfectamente, sobre todo los que provienen de estados petroleros como Tabasco, que la liberación del precio de la gasolina no es consecuencia de la Reforma Energética tanto como dicha reforma es consecuencia de la actividad económica mundial y en particular de la región latinoamericana.

 

¿Entonces Peña mintió al afirmar que la gasolina bajaría de precio? Dígame usted cuánto puede influir una sola medida de gobierno por compleja y ambiciosa que sea para contrarrestar el efecto mundial de demanda de combustible. Y a la pregunta de “Pero si bajó el petróleo y afectó la paridad cambiaria ¿Por qué no bajó la gasolina?” Por oferta y demanda. ¿Quién dice que porque baje el petróleo debe bajar la gasolina? Sobre todo si está gravada por IVA a 16% Y IEPS de forma fija del siguiente modo: Gasolina menor a 92 octanos (Magna): 4.30 pesos por litro, mayor o igual a 92 octanos (Premium): 3.64 pesos por litro, diesel: 4.73 pesos por litro y combustibles no fósiles: 3.64 por litro. Es decir que, a falta de recaudación por ingresos directos (ISR) el gobierno se allega a su vez de indirectos para robustecer sus ingresos que a la vez retornan hacia nosotros en forma de servicios.

 

Y es por ello que mientras menos incidencia tenga el gobierno más crecimiento debe haber y el desarrollo dependerá de la mancuerna que se establezca entre crecimiento poblacional, políticas públicas y regulación. Pero es imposible que 500 individuos en el Congreso de la Unión o 17 en el ejecutivo Federal u once en la Suprema Corte sean los únicos culpables de todos nuestros males. No, para nada. De hecho saber que la gasolina seguirá subiendo de precio sin importar lo que nadie prometa es nuestra primer responsabilidad. En pocas palabras: Si está harto de que el gobierno le vea la cara de guarín, ¡Deje de ayudarlos e infórmese! Así le será sencillo entender con qué y por qué enojarse y no caer en chapuzas como las de bloqueos, paros nacionales y demás cuentos que lejos de ayudar, perjudican. Sobre todo si tomamos en cuenta que el recorte presupuestal a salud, educación y cultura se justificó para dirigirlo a actividades de seguridad pública, mismas que pretenden contrarrestar las actividades delictivas para que así, los inversionistas se sientan más seguros y en consecuencia quizá la gasolina suba hasta $20 por litro e incluso se empareje con el precio del dólar pero a la vez tengamos todos mejores oportunidades de generar ingresos, diversificar los mismos y poder emprender. ¿O a poco a usted la idea de estar poniendo sellitos el resto de su vida le parece muy atractiva a cambio de una plaza en el juzgado tal de tal lado? A mí no. Y por mucha o poca gasolina que utilice y por mucho que creo y confío en que pronto tendremos que entender que lo que se necesita es dejar de depender de ella y habilitar otras fuentes de energía más amables con el ambiente y que a la vez nos posicionen mejor en el mercado internacional (de hecho la apuesta fuerte de la Reforma Energética NO ES la gasolina, es el gas natural para entre otras cosas generar electricidad e incluso exportarla) de momento podemos hacer todos los corajes que queramos pero eso no cambiará nada. Podemos ir a tomar gasolineras e incluso pugnar por usar la bici (como si me fuera a ir y regresar en bici a Guanajuato por la navidad o los que trabajan en el DF y vienen de Edomex fueran a transportarse así diariamente) pero lo más sano, estimado lector es acercarse a su fuente confiable y confrontarla con otras para entender de una vez por todas que el control de precios del gobierno y sus consecuencias son acaso medidas temporales pero que a la larga, el libre mercado termina imponiéndose como lo ha hecho ya en Europa, Asia y el mundo entero.

Image description

GoUp! Politics

 El toque único de nuestro experto en temas políticos y sociales.

“Conque eres demócrata”

By Arturo Andreu.

 

 

Aprovechaba los intermedios de La Bohème en Bellas Artes para revisar el mapita. A veces rojo, a veces azul pero cada vez más desesperanzador. Me sorprendía por momentos ver en las pieles de Rodolfo, Shaunard y el bueno de Colline a todos mis amigos poetas y trovadores que siglos después, repiten una y otra vez la historia. De nuevo intermedio, de nuevo más rojo en el mapa. Terminó la obra y tuvimos que enfrentar la lluvia porque en Bellas Artes te venden chuchulucos pero no admiten tarjeta y el estacionamiento tampoco, así que darle a la pata del palacio a Bolívar y Venustiano Carranza para retirar algún morlaco. Vuelta al Seven a recoger a la dama y vámonos a la casa. Era oficial, Donald Trump se convertía en el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y yo no sentía pavor ni odio. Sentía una extraña calma, como la que se siente cuando dices “claro, era obvio”. Algún amigo me dijo que todo final de toda obra tiene que ser a la vez inesperado como lógico para que sea perfecto. Este final que para muchos distaría de ser perfecto lo era bajo este criterio: Inesperado, pero totalmente lógico.

 

La duda persiste en el aire: “¿Qué debemos hacer ahora?” Preguntan los inquietos “¡Compren solo productos nacionales!” no, “¡Apoyen con dinero a las organizaciones que van a impugnar la elección!” no mejor, “Preparen su casa para recibir a los paisanos.” ¿Qué hacer “ahora”? Se preguntan por aquí y por allá. AMLO pide calma al fin que “Hidalgo nos dio independencia” y me recuerda a lo de “compremos SOLAMENTE productos nacionales. A ver, vamos por partes y esta es apenas la primera de cuatro. “¿Qué hacer ahora que parece que la gran idea del Siglo XVIII, la democracia norteamericana ha fracasado rotunda e inevitablemente?” Pero antes preguntémonos ¿Fue así? La democracia ¿Fracasó realmente al elegir a Trump? Podrían afirmar lo mismo quienes vieron las manifestaciones en su contra, por momentos parecería que se acercaba un plantón sobre Pennsylvania Avenue o Independence Avenue o ahí merito en National Mall, entre el capitolio y el obelisco para exigir que las elecciones debidamente realizadas fueran revisadas para que ahora ganara quien perdió. Recordamos que en un ejercicio democrático similar se reiteró el “NO A LA PAZ” en Colombia, el mandato de Maduro en Venezuela, la presidencia de Enrique Peña Nieto en México e incluso el Brexit. Y quienes se autodenominan como expertos en política y democracia han puesto el grito en el cielo “¿Cómo pudo suceder esto?” Pues es un final perfecto: Inesperado sí, pero también lógico.

 

 

 

 

Image description

GoUp! Politics

El toque único de nuestro experto en temas políticos y sociales.

 

“Seguro eres patrón”

 

By. Arturo Andreu.

 

Culpar a los abogados de las injusticias es tan atinado como culpar a los economistas de la pobreza, a los médicos de las enfermedades incurables y a los maestros de la falta de educación en el seno familiar. Es fácil, muy pero muy fácil pensar que si el gobierno a través de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI) fija el “Salario Mínimo” es el mismo gobierno quien podría de un plumazo, aumentar ese salario mínimo y ¡Pum! Que todo mundo ganara más. Por ello les comparto el diálogo que tuve con un individuo de ideología optimista. Errada, pero optimista:

 

 

- De lo que habla usted es de “Control de Precios”. Es decir que el gobierno determine –como si pudiera hacerlo- cuál será el precio máximo que podrá cobrarse por, digamos, el kilo de azúcar. Porque el azúcar es mala y causa muchas enfermedades. Quienes la consumimos, pagaríamos lo que fuera por conseguirla sin importar qué diga el gobierno. Controlar precios máximos, por lo tanto genera mercado negro pues siempre habrá quien tenga el poder adquisitivo para controlar la distribución y suministro y por lo tanto enriquecerse ilícitamente. La otra forma del control de precios es el mínimo. Es decir, que se sancione a quien venda en menos de un precio determinado cierto producto, digamos que ese producto fuera un tipo de artesanía de cierta región con alta población indígena y que se pretende incentivar el consumo de sus productos artesanales. Si el producto no es atractivo para el consumidor o es fácilmente sustituible pues hay muchísimos equivalentes, el productor bajará el precio hasta donde sea necesario.

 

Es así de simple: El control de precios es contraproducente. No “ineficaz” o “perfectible”. Termina perjudicando lo que pretende defender.

 

 El salario mínimo es un “control de precios” pero que por su naturaleza social en países en desarrollo debe transparentarse, no determinarse arbitrariamente. En la medida en que la población conozca su naturaleza y funcionamiento, más sencillo será que se optimice sin caer en el efecto contraproducente del “Precio Mínimo” sino resultado de una serie de operaciones que determinan en lo general el poder adquisitivo mínimo que se le garantiza a los obreros, la base socioeconómica de cada país. Por lo tanto pretender que de un plumazo el salario mínimo se fije en, digamos cincuenta mil pesos sólo provocaría que esos cincuenta mil pesos generaran una serie de ajuste de precios lo cual sólo depreciaría la moneda, generaría inflación y por lo tanto, disminución del poder adquisitivo. Generaría en resumen, un efecto contraproducente.

 

- ¡Seguro eres patrón!

Image description