Santa Fe...

By Ricardo Lima.

 

 

Mi relación con Santa Fe nunca ha sido del todo buena, tal vez por eso sienta un pequeño escozor siempre que me atrevo a no pasar de largo rumbo a una buena sopa de médula en La Marquesa, y por el contrario me quedo en Samara o visito a mi hermana en su muy corporativa oficina que tiene un amplio estacionamiento, poco accesible para muchas personas que pasen jornadas de 8 horas en el trabajo y solo puedan llegar de esa forma a aquel, que recupera algo de la paga a través del aparcamiento de los vehículos de sus empleados.

 

Lo cual me trae a la mente algunas de las múltiples ocasiones que doy una vuelta errónea y termino rumbo a la deliciosa sopa de médula, si es que soy yo la única persona que no se ha aprendido de memoria los retornos, rotondas o puentes vehiculares que te llevan al lugar al quieres llegar. Pero es que aun siguiendo las aplicaciones del celular, me parece complicado no poder estacionarte y caminar de manera fluida y libre hasta el punto exacto que buscas.

 

¿Pero por qué odio tanto esa parte? ¿Es que todos aman ese tipo de oficinas, departamentos o centros comerciales, tan poco accesibles?

 

Aquí hago una pausa en este relato de odio desmedido hacia uno de los polos económicos más importantes de nuestra bella CDMX, porque no entiendo del todo la relación que existe entre la política pública de nuestro Jefe de Gobierno, nuestra H. Asamblea Legislativa y las Secretarías que se encuentran en un idilio con la ciudad central que poco tiene que ver con la dinámica que se vive en Santa Fe; ¿Podrán hacer llegar el Metrobus, el Sistema Ecobici, el confinamiento del carril exclusivo para bicicletas o los “cruces seguros” que amplían las esquinas de las banquetas para disminuir la longitud del paso peatonal?

 

 

En Santa Fe, los autos pocas veces respetan los cruces peatonales, hay semáforos cada kilómetro, las zonas de esparcimiento que ofertan a quienes trabajan en los complejos de oficinas son escasas y remanentes urbanos que resultan siendo “no lugares” porque realmente nadie quiere estar ahí, nadie quiere sentarse en donde sopla más fuerte el viento y que se enfríe la comida de tu “tupper”.

 

Entonces ¿Por qué seguir autorizando ese tipo de construcciones?

 

Actualmente hay un ejemplo que intenta ser un oasis en el desierto: el predio “La Mexicana”. En este enorme predio se construirá un parque en el 70 % del mismo, un poco más de 28 hectáreas que albergarán canchas deportivas de futbol rápido, basquetbol, voleibol de playa, patinaje, ciclopista y trotapista, entre otras cosas. La idea del proyecto es que sea sustentable, es decir: “amigable” con el ambiente ya que respetará el ciclo hidrológico del agua para captar y aprovechar el agua de lluvia, contará también con iluminación generada a partir de la energía solar y (según la propia página del gobierno de la nuestra hermosa CDMX) autogenerará recursos para su adecuado mantenimiento y operación futura.

 

De igual forma, el parque se conectará por medio de dos accesos principales (Puerta Norte y Puerta Sur) con el tren México-Toluca, Ecobus, la Supervía y la Autopista Chamapa-Lechería, además de tener acceso de autobuses públicos y automóviles.

 

Pero ¿Qué se hará con el otro 30% del predio?, pues un conjunto inmobiliario; ya que quien financiará el parque será el desarrollador inmobiliario, teniendo como condición dos cosas principalmente: que lo primero que se construya sea el parque y que el proyecto inmobiliario sea sustentable. ¡Ya salió el negrito en el arroz! Y es que entonces ¿el gobierno no tiene participación en la construcción del mismo? ¿Quién supervisará la calidad de los trabajos?, ¿Es un intercambio justo el permitir un desarrollo inmobiliario que traerá mayor congestionamiento vial y contaminación a la zona?

 

También se habla de la autogeneración de recursos para su mantenimiento y operación, cosa que ni el Bosque de Chapultepec, ni el Bosque de Aragón han logrado con sus respectivos modelos económicos.

 

Esperemos que independientemente de ser gratuito y de la promesa de termino en un año no se vena opacadas por la falta de vigilancia del sitio, de mantenimiento y sobre todo de visitantes, para que la gente pueda disfrutar de éste espacio libre y sanamente como muchos de los espacios públicos de la ciudad central.

 

Sin embargo me sigue pareciendo un “mejoralito” para el gran problema que representa la movilidad en Santa Fe, que si bien pareciera estar “súper” conectada resulta ser poco accesible.

 

 

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Los mejores temas de arquitectura en la opinión de nuestro experto...

¡To Lookout!

By Ricardo Lima.

 

 

Nada como buena música o una gran compañía para soportar el pesado tránsito de vehículos en nuestra bella CDMX.

 

Ha comenzado el mejor mes del año (porque sepa que cumplo años en éste mes) y con él los mejores días de aventura en la ciudad; seas estudiante, ama de casa, empleado o de plano “Nini”, (de esos que ya no están de moda pero siguen llenando de alegría los centros comerciales, jardines o canchas deportivas a las 11 am entre semana) disfrutarás como todos nosotros de maravillosos momentos de caos.

 

“Cada día somos más en la ciudad” es una de las frases favoritas para iniciar conversaciones en momentos incómodos, que dan pie a una serie de análisis acerca de la política pública en el ámbito del desarrollo urbano que aqueja a la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM); y no es para menos pues la ciudad nunca deja de crecer, de recibir nuevos residentes que acompañan a las empresas que día a día determinan instaurar sus oficinas o centros de atención en ella, de atraer turistas de todas partes del mundo y de ofrecer a quienes vivimos o pasean en sus barrios un sin límite de servicios las 24 horas del día.

 

Ahí es en donde la arquitectura hace su aparición, misma que puede ser efímera o perdurable, caducifolia o perenne, que exprese una sociedad diversa que trabaja, se divierte y espera encontrar servicio médico disponible a todas horas, hacer las compras del súper mercado a las 2 am. o seguir la fiesta después del amanecer. Esa arquitectura debe responder a los requerimientos espaciales y económicos de los “clientes”, pero también debe ser responsable con el entorno, integrarse de manera adecuada al entramado urbano, en donde las disposiciones de espacio público y privado se encuentran en una lucha constante y que aún normado, da pie a que varios de los espacios públicos se encuentren, por ejemplo, secuestrados por el comercio informal durante años; debo reconocer que me asombré al mirar por primera vez la Fuente de Chapultepec que suministró agua al barrio de San Miguel Chapultepec y data del siglo XVIII, ubicada en la explanada que alberga las salidas del metro Chapultepec, misma que se encuentra libre de comerciantes para que llegue el “flamante” Centro de Transferencia Modal (CETRAM) y “aproveche” de otra forma (con otros intereses y otros beneficiados) el espacio público.

 

La arquitectura es capaz de incidir en el desarrollo urbano de las ciudades y beneficiar la implementación de estrategias de intervención de espacios públicos, edificios que en sus accesos plantean plazoletas como vestíbulo para generar integración entre él mismo y su contexto urbano inmediato; un ejemplo de esto podemos observarlo en el icónico número 222 de la Av. Paseo de Reforma, diseñado por el afamado arquitecto Teodoro González de León (1926-2016), consta de 3 torres y en donde el acceso principal fue concebido para generar un espacio abierto que no limite el andar del peatón y que lo invite a conocer el centro comercial que se encuentra en los primeros niveles de la edificación, haciendo de éste espacio un punto de encuentro, reunión y/o contemplación del hermoso “Paseo de la Emperatriz” (nombre que recibió el actual Paseo de la Reforma en su concepción, encargado por Maximiliano I de México).

 

Pero, ¿Cuál es el impacto de las nuevas edificaciones en las ciudades actuales? La concentración de servicios que se ofrecen en éste tipo de edificaciones, como son centros comerciales, supermercados, oficinas gubernamentales, hoteles, vivienda, etc. hace que de igual forma arriben a ellos automovilistas, ciclistas, transeúntes, helicópteros o mascotas, provocando conglomeraciones importantes en las inmediaciones de cada uno de los complejos en servicio. Si bien actualmente existen normas y reglamentos que solicitan estudios de impacto vial, las estrategias de mitigación requieren de nuevas formas de pensamiento incluso laboral (al requerir diversos horarios de entrada o salida de sus empleados), tal es el caso de la Torre Bancomer, también ubicada en Av. Paseo de la Reforma.

 

Sería sencillo pensar que ésta problemática afecta solo a la ciudad central de la ZMVM, pero no es así ya que complejos de este tipo los encontramos sin problema en toda la ciudad. Por ello, es necesario replantear la revisión de los contenidos en los programas de radio, la implementación de red de internet de banda ancha gratuita en la CDMX o la mejora de los servicios de comunicación para poder descargar buenos podcast, playlist o de plano llevar en el auto nuestro CD favorito, de otro modo dependemos del exquisito gusto musical del conductor.

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Los mejores temas de arquitectura en la opinión de nuestro experto...

 

 

¡To Lookout!

By Richie Lima.

 

 

 

El día de ayer escuché, en uno de mis programas favoritos de radio acerca de las células madre troncales, así como el estudio de éstas que ha permitido descubrir el intercambio de información genética entre una madre y su bebé durante la gestación. Me pareció increíble la manera en que un cigoto puede transmitir mediante la sangre, células que reparen tejidos en el corazón de la madre en caso de un micro infarto.

 

La naturaleza nos sigue sorprendiendo con grandiosos procesos, es por esto que en la arquitectura se han adoptado nuevas formas de estudio para tratar de comprender las actividades y necesidades que se originan de ellas.

 

Una de las vertientes es la arquitectura vernácula, en la Ciudad de México podemos encontrar varios ejemplos de ella no sólo en la periferia, sino también en la zona centro. Podemos identificar éste tipo de construcciones en las inmediaciones de Tacubaya, Santa María La Ribera o Coyoacán, entre otras, ya que en su tiempo eran poblados de descanso alejados de la ciudad; sus características más sobresalientes a primera vista son los materiales con los que fueron edificados, presentes en el grosor de sus muros que, por ejemplo, son muy anchos debido a la utilización de piezas de adobe; su altura que no pasa de planta baja y tal vez un nivel más; y por supuesto el tipo y forma de sus cubiertas o techos, generalmente de palma, teja o reparadas con lámina acanalada.

 

Esos ejemplos de arquitectura, lograban captar la necesidad de la época erigiendo habitaciones alrededor de un patio central que comunica y hace que interaccionen las personas (dado es el caso de las llamadas vecindades), que intercambien puntos de vista, lleven a cabo reuniones, retroalimenten sus costumbres y den origen a otras mediante la convivencia diaria.

 

Actualmente se están planteando en nuevas edificaciones espacios de convivencia que se habían perdido, “amenidades” en complejos de vivienda como salones de usos múltiples, gimnasios, albercas o “roof garden” que tratan de cumplir con esa función.

 

La generación de espacios en las células de la ciudad (las edificaciones) que provoquen una dinámica de convivencia sana, su implementación en lugares al interior de las ciudades como parques, jardines, plazas o incluso centros de equipamiento como casas de cultura o deportivos, es vital en la regeneración del tejido social y la mejora en la calidad de vida de quienes habitamos en una ciudad multicultural.

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